Por Brenda Schultz
¿Cómo eran los humanos en la prehistoria? ¿Por qué ahora son como son? ¿Y cómo serán? Parecen preguntas que se haría un filósofo o un antropólogo. Pero no es el caso. Pablo Molinari, en Pequeñas cosas fundamentales, cuestiona todo eso y mucho más. Casi como si fuera un pequeño en una juguetería.
Para romper el hielo, presenta aspectos y experiencias sobre su infancia. Frustraciones, conflictos y tramas de la vida cotidiana. El público, entre risas, se se pone cómodo y entra en confianza con el comediante quien, a medida que avanza el show, indaga sobre las personalidades de cada espectador y genera un interesante ida y vuelta.
Sin pelos en la lengua, da cuenta de lo que la sociedad no se anima a decir en voz alta, de una forma ingenua y políticamente incorrecta. Resalta detalles que parecen intranscendentes a simple vista, pero que pueden ser muy importantes si se los mira de cerca.
Con más de 500 mil seguidores en Instagram y 37 mil en Twitter, Molinari admite poseer haters que atormentan sus redes sociales y lo agreden por sus publicaciones u opiniones. Muy lejos de considerarlos una amenaza, toma sus comentarios para un segmento de su monólogo y los transforma en carcajadas.
En diversas declaraciones a medios de comunicación manifestó que no quiere reirse de los que “están abajo” suyo. En Pequeñas cosas fundamentales eso está a la vista: apunta al humor humilde, que busca sonreír en conjunto y no burlarse del más débil. De esta forma, quien está sentado del otro lado del escenario logra identificarse y sentirse parte de un show inclusivo y divertido, para todo público.
PD: prestar especial atención a la sección de preguntas existenciales. No se arrepentirá.
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